Las hojas de salvia son su característica más distintiva. Son alargadas, de color verde grisáceo, y están cubiertas de pelos finos y aterciopelados, lo que les da un aspecto suave y plateado. Las hojas tienen una textura ligeramente arrugada y son muy aromáticas, con un sabor intenso, terroso y ligeramente picante.

La salvia produce pequeñas flores tubulares de color púrpura. Estas flores florecen en espigas desde finales de la primavera hasta principios del verano y atraen a las abejas y otros polinizadores.

La salvia prospera a pleno sol y necesita al menos 6 horas de luz solar directa al día para crecer bien. Es tolerante a la sequía y prefiere condiciones más secas.

La Salvia officinalis es una hierba versátil y aromática conocida por sus usos culinarios, medicinales y ornamentales. Sus distintivas hojas plateadas y su sabor terroso la convierten en una favorita tanto en jardines como en cocinas, aunque sus potentes compuestos deben usarse con precaución en formas medicinales y concentradas.