Las anémonas producen flores alegres y coloridas con un aspecto juguetón. Florecen profusamente, son perfectas como flores cortadas y aportan un toque fresco y primaveral a cualquier jardín.
Los bulbos de anémona suelen plantarse en otoño, de septiembre a noviembre, para que puedan echar raíces antes de la llegada del invierno. En el caso de algunas variedades, como la Anemone coronaria, la plantación puede adelantarse o retrasarse un poco según el clima. En regiones más frías, es importante preparar bien el suelo y, si es necesario, aplicar una capa protectora de mantillo.
Plante los bulbos a una profundidad de 5 a 7 cm, con la punta hacia arriba. Elija un lugar soleado o parcialmente sombreado con tierra bien drenada. Mantenga la tierra ligeramente húmeda, pero evite el encharcamiento, ya que esto puede provocar pudrición. Fertilice la tierra antes de plantar, preferiblemente con fertilizante orgánico o fertilizante especial para bulbos. El riego regular y la poda de flores marchitas durante la floración fomentan la aparición de nuevas flores.
Retire las flores marchitas lo antes posible y deje que el follaje se seque por completo para que el bulbo recupere sus nutrientes. Una dosis extra de fertilizante para bulbos durante la floración puede ser útil. En regiones con lluvias intensas o frío, es recomendable proteger los bulbos con una capa de mantillo o un marco ligero.
Sí, las anémonas prosperan en macetas y jardineras, siempre que el recipiente tenga suficiente profundidad y buen drenaje. Use tierra para macetas aireada y con buen drenaje. Coloque la maceta en un lugar soleado y mantenga la tierra uniformemente húmeda. Para una floración más prolongada, puede colocar la maceta en un lugar resguardado para proteger las flores del viento y la lluvia.
Tras la floración, el bulbo puede desenterrarse con cuidado una vez que el follaje se haya marchitado por completo. Deje secar los bulbos durante unos días en un lugar fresco y seco. Después, guárdelos en un ambiente bien ventilado y seco, a unos 15 °C (59 °F). Evite los armarios húmedos o las bolsas de plástico, ya que pueden causar moho. En climas templados, algunas variedades pueden permanecer en el suelo, siempre que este tenga un buen drenaje y esté protegido de las heladas fuertes.